Poemas, relatos y cuentos

Reflexión de amor – Cada corazón es un valle

El amor

El amor hay que aprenderlo; es el mayor arte que existe.
Aprende a amar.
Un gran amante siempre está dispuesto a dar amor
y no se preocupa si se lo devuelven o no.
Siempre es devuelto, esa es la naturaleza de las cosas.
Es como si vas a las montañas y cantas una canción,
y los valles responden.
¿Has visto un sitio con eco en las montañas,
en las colinas? Gritas y los valles gritan, o cantas
y los valles cantan. Cada corazón es un valle.
Si viertes tu amor en él, responderá.

La primera lección del amor es no pedir amor,
sino simplemente darlo. Da siempre.

Tu simplemente da y ya vendrá.

El amor tiene su propia felicidad intrínseca.
Sucede cuando amas. No hay necesidad de esperar el resultado.
Simplemente, empieza a amar.
Poco a poco verás que mucho más amor viene a ti.
Tan sólo amando uno ama y llega a saber lo que es el amor.
Igual que uno aprende a nadar nadando, amando uno ama.

No pierdas ninguna oportunidad de amar.
Incluso paseando por la calle puedes ser amoroso.
Incluso con un mendigo puedes ser amoroso.
No es necesario que tengas que darle algo;
puedes sonreir, al menos. No cuesta nada,
pero tu sonrisa misma abre tu corazón,
hace que tu corazón esté más vivo.

Toma a alguien de la mano, un amigo o un extraño.
No esperes pensando que sólo amarás cuando aparezca
la persona apropiada. Entonces la persona apropiada
no aparecerá nunca. Sigue amando. Cuando más amas,
mayor es la posibilidad de que aparezca la persona adecuada,
porque tu corazón comienza a florecer.
Y un corazón en flor atrae a muchas abejas, a muchos amantes.

Así que nunca confundas el amor con alguna otra cosa.
Si el amor es realmente amor…
¿A qué me refiero cuando digo “realmente amor”?
Quiero decir que con sólo estar en presencia del otro
te sientes feliz de repente, con sólo estar juntos
te sientes en éxtasis, la mera presencia del otro
llena algo profundo en tu corazón…
Algo empieza a cantar en tu corazón, entras en armonia.
La mera presencia del otro te ayuda a serenarte.
Te vuelves más individual, más centrado con los pies
más en el suelo. Entonces, eso es amor.

El amor no es una pasión, el amor no es una emoción.
El amor es una profunda, comprensión de que alguien,
de alguna manera te completa.
Alguien hace de ti un círculo completo.
La presencia del otro realza tu presencia, el amor
te da libertad para ser tú mismo; no es posesión.

Así que observa. Nunca pienses que el sexo es amor;
si no, serás engañado. Permanece alerta, y cuando empieces
a sentir con alguien que su presencia, su mera presencia
-nada más, no se necesita nada más; no pides nada-,
sólo su presencia, sólo lo que el otro es,
es suficiente para hacerte feliz…
algo empieza a florecer en ti, mil y un lotos florecen…
entonces estás enamorado, y entonces puedes pasar
por todas las dificultades que crea la realidad.
Muchas angustias, muchas ansiedades, serás capaz
de pasar por todas ellas, y tu amor florecerá más y más,
porque todas esas situaciones se volverán desafíos,
y tu amor, al superarlos, se hará más y más fuerte.

El amor es eternidad. Si está ahí, entonces sigue
creciendo y creciendo.
Conoce el principio pero no conoce un fin…

Osho

La vida entera cabe en el amor

¡Con cuánta facilidad y ligereza la mujer de hoy decide una separación, un rompimiento, un derrumbe del hogar donde formaba los hijos y cumplía su misión!

Ya no es el alma de la casa, sino alma del trabajo. Ya no es poder de unión y fuerza, sino disgregación de todos los que viven a su sombra. Ya no es la esposa y la madre fiel a un deber y a un ideal, sino la mujer todavía joven, preparada, sociable y libre que vive de aparencial, relaciones y dinero.

El hombre es más sencillo que la mujer, es más simple, más claro, más abierto. Es de una sola pieza. La mujer anda mejor por los vericuetos, es más enigmática, más sensible, más intuitiva, ¡y conoce mejor las profundidades del amor!

La mujer sabe que el hombre no es vulnerable, sino más bien manejable, dúctil, moldeable. Sólo necesita la chispa de su sonrisa, la mirada de sus ojos, los besos de sus labios y el arte de su mimosa coquetería para derribarlo.

Poca cosa necesita, mujer, para hacerse cómplice de tu debilidad y meter su grandeza en tu pequeñez. Se reduce en tus brazos a cualquier gusto, a cualquier capricho y a cualquier deseo.

¿No te da eso una gran responsabilidad?

No hay hombre invulnerable. No hay hombres hechos de piedra, ni con pies de plomo, ni con espada de doble filo. Detrás de su corazón está el águila, la estrella, la corriente y la luz.

Ese hombre que es espada de la vida, se rinde ante la paloma de la paz. Ese hombre de fuego, acaba en ala. Esa voz de mando acaba en ruego. Ese corazón de roca acaba en manantial. Y esa coraza que lleva por encima, ¡se le cae ante el amor!

Esos poderes, ¿no son una responsabilidad? Ese hombre tan circunspecto es manso y dúctil como un niño, sólo necesita unas manos de artista y un corazón de fuego.

Ese hombre, mujer, no apaga su sed más que en tu fuente, no anclas sus naves más que en tu puerto, no canta a sus anchas más que en tu nido y no conoce de lunas y de estrellas más que en tu cielo.

Pero la mujer, hoy, no quiere luchar. No pule sus armas, no se para frente a su problema dispuesta a resolverlo. Más bien lo barre de un plumazo y elude su responsabilidad.

El amor es la alegría de tu sufrimiento, la esencia de tu batalla, el impulso de tu sueño ¡y también puede ser la espina que te marque para siempre!

El amor cambia los sentimientos, la expresión, el carácter, las ofensas, la visión de la vida, ¡todo!
Pero es indudable que sus penas enseñan, salvan y nos redimen.
El amor traspasa la vida, te la pule, te la configura y te deja un matiz inconfundible.

Es como el dueño que te domina y el pordiosero que te pide. Como el jinete de rienda firme y el pajarito que come de tu mano. Como hecho de bronce y de acero para encarar la vida, y de algodón, de niño, para pedirle un beso a su paloma.

Parece hecho de fuerza… y se derrite ante una súplica. Parece roca inquebrantable y se desmorona ante la ternura de una mujer. Parece inconmovible y se derrite, se ablanda, cuando te lo apropias y te lo llevas a volar contigo.

El hombre es el cielo, pero la mujer es la nube…y el cielo cambia cuando la nube quiere. Ella lo enrojece, lo aclara, lo enturbia, lo hace cristal, celajes, arco iris, trueno, luz.

A veces encontramos una concha y, al abrirla, no hay más que un poco de sal, que nunca pudo hacerse perla. A veces encontramos semillas que nunca pudieron hacerse rosas. Y amores en el mismo nido, muertos de sed, sin saber beber; muertos de frío, sin saber calentarse; entumecidos de silencio, sin dejar entrar la luz a sus vidas.

Si las alas están vivas, no todo se ha muerto. Si la Ceiba está en pie, no todo se ha derrumbado. Si el amor está en la raíz, no todo está perdido.
Pero ya la mujer, ganando campo en otros terrenos, está perdiendo eficacia en el amor, soltando los amarres ¡y dejándose derribar!

Ya la mujer está perdiendo conciencia de sus valores. Ya le está quitando adornos femeninos al amor. Ya se metió en el vocerío, en la mediocridad, en la inmodestia ¡y enfundó el sable ante el empuje de la modernidad!

Porque la mujer es el hogar. De ella depende en su mayor parte hacerlo una fortaleza o un derrumbe, un resguardo o una vela al viento, un tronco o una inestabilidad.

El amor es lo que asocia, engrampa, encuadra, se trenza ¡y te hace ser! El amor es una copa donde se conoce a otro y te conoces a ti misma.
El amor es eso que enciende los claveles, humedece los lirios y abrillanta las rosas.
El amor que se llena de cicatrices, no es amor.
Amor siempre sobre la duda, no es amor.
Amor lleno de resentimientos, no es amor.
Amor que se planta y vive, pero sin ramajes, sin pájaros, ni flores, ni pajas, ni nido, no es amor.
Amor es algo pleno, limpio. Es una copa que debe llenarse con atributos de mujer. En ella todo se concentra y todo cabe.

Mientras tengamos amor, tendremos artistas, tendremos magia, tendremos parejas y tendremos milagros.
Esa felicidad tan perseguida, tan inacabable y tan ansiada, cabe en un beso.
Esa ilusión tan águila, tan viajera, tan voladora y tan impalpable, cabe en un sueño.
Esa esperanza tan larga, tan remota tan ancha, tan verde, cabe en un suspiro.
Y esa vida con su cantidad de facetas, de aristas, de afluentes, de luces y de sombras, ¡cabe en el amor!

Zenaida Bacardí de Argamasilla
De su libro: “Con las Alas Abiertas”

Reflexión sobre el amor – Almas gemelas

El amor abarca nuestra vida y nuestras emociones.
A través del amor nos expresamos, sentimos y vivimos,
es un sentimiento único.
Una persona guiada por el amor es alguien
que no le tiene miedo al futuro.

El amor…nos hace soñar, llorar, cantar y sonreir.
El amor producto de nuestro corazón, no sólo es atracción
y contacto físico, es mirar a los ojos a esa persona
y sentir que no hay nadie como aquella, es ver su alma,
lo que le gusta lo que no, lo que ama, lo que piensa,
lo que siente, lo que desea y lo que te ama.
El alma gemela se reconoce, a veces, con la primera mirada,
otras, a través de una acercamiento paulatino.
Lo importante es que estemos preparados.

Este video nos ayuda a entender que al encontrar nuestra
alma gemela el sentimiento será muy diferente
a lo que hayamos vivido antes.

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Almas Gemelas

Día de Reyes – Carta de Melchor

Carta del Rey Mago Melchor para todos los padres

Queridos padres:
Baltasar, Gaspar y yo estamos sorprendidos con vosotros. Hemos recibido
miles de cartas pidiéndonos todo tipo de juguetes y cacharros.
Estáis atiborrando a los niños de cosas superfluas, de regalos inútiles
que dejarán abandonados en cualquier rincón en cuanto se pase la novedad.
Permitidnos que os recordemos los regalos que realmente necesitan
vuestros hijos.

En primer lugar, lo que más necesitan los niños es amor. Debéis
apachucharlos, besarlos, abrazarlos, acariciarlos. Y todo ello sin medida.
Sin amor, los niños no pueden crecer ni madurar. Pero cuidado; no confundáis
amor con sensiblería barata, amar no significa consentirlo todo, cumplir
todos los caprichos o dejarse chantajear por sus pataletas. Eso sería
malcriarlos.

Amar significa también establecer límites, enseñarles a distinguir lo que
está bien y lo que no, lo que se puede y debe hacer en cada momento
y lo que no se puede consentir. Amar también es castigar cuando es preciso.
Y esto enlaza con la segunda necesidad básica de todo niño: la educación.
Ésa es la mejor herencia que podéis dejarles. Hay que enseñarles a
comportarse bien en cada circunstancia. Tenéis que decirles cómo deben
comer, cómo usar los cubiertos, cómo vestir o cómo hablar en cada ocasión.

Y, sobre todo, debéis enseñarles a respetar a los demás, y eso implica
que aprendan a cuidar el trato con los adultos y, especialmente,
con sus profesores. A ver si desterramos de una vez esa falsa idea
de que todos somos iguales. Todos somos iguales ante la ley de Dios
y poco más…Pero las leyes de la tierra deben también respetarse.

No es lo mismo tratar con el Rey o con un obispo, que con un amigo de
juegos, y eso hay que enseñárselo a los niños desde pequeños;
igual que deben aprender que la basura no se tira al suelo
o que no se debe escupir ni blasfemar.

Debéis enseñarles las normas de urbanidad y buena educación en la casa.
Vuestra responsabilidad no la podéis delegar en nadie.
Y para educarlos correctamente se empieza predicando con el ejemplo:
vosotros, los padres, sois el ejemplo que seguirán vuestros hijos.
No lo olvidéis:
“Cuando se educa al bebé no se tiene que castigar al adulto”

Debéis enseñarles también que su futuro depende de ellos mismos
y de su propio esfuerzo, y que los sueños sólo se consiguen
mediante sacrificio, porque las cosas importantes de la vida
nadie se las va a regalar.

Por eso tenéis el deber de educar en su voluntad para que sepan
cuáles son sus obligaciones y las cumplan en cada momento.
Debéis inculcarles que en la vida hay que hacer cosas
que muchas veces no nos apetecen ni nos gustan, pero
que son necesarias.

Lo bueno no siempre es lo que me gusta, y lo bueno (estudiar, por ejemplo)
hay que hacerlo aunque suponga un esfuerzo. Por supuesto, también tenéis
que recompensarles por el trabajo bien hecho, y para ello no siempre
es necesario vaciar la cartera. A veces una felicitación cariñosa,
un abrazo o un “estoy muy orgulloso de ti” vale más
que todo el oro del mundo.

¿Queréis que sean buenos estudiantes y que disfruten leyendo?
Pues ponedles un libro en la mano desde que son bebés.
Estimuladlos. Primero serán libros de dibujos y fotos con palabras;
libros de cartón duro que puedan manipular sin romperlos.
Luego llegará el momento de los cuentos y más tarde novelas.

Pocas cosas unen más a un hijo con su padre que la lectura compartida
de un libro. Primero los padres les leemos, luego llegará el momento
en que lea un rato papá y otro el niño. Al final, el niño leerá solo
y además disfrutará haciéndolo.

Mi hijo y yo disfrutamos leyendo los primeros libros; ahora
ya los lee él (los Reyes Magos no estamos solteros y también
tenemos hijos, ¿qué os creíais?).

Por último, lo mejor que podéis regalar a vuestros hijos es vuestro
tiempo y vuestras personas. Debéis ayudarlos a hacer sus deberes.
¿Para qué os vale dedicar tanto tiempo al trabajo si os perdéis
lo más importante: la infancia de vuestros pequeños?

Los niños os necesitan a su lado. Necesitan que los acostéis
con un cuento y un beso, y los despertéis con un abrazo.
Que les digáis a diario lo mucho que los queréis, que respetéis
sus horarios, que juguéis con ellos; que os inventéis historias,
que os disfracéis de ogros y les hagáis cosquillas,
que os los comáis a besos.

Bueno, ya me he pasado; pero, por favor, recordadlo siempre:
amad a vuestros hijos, educadlos y regaladles vuestro tiempo.
Ellos os lo agradecerán algún día. Y si no, ¿qué importa?

A fin de cuentas, habréis cumplido con vuestra obligación de padres,
que es una de las cosas más importantes y bonitas que puede hacer
alguien en este mundo. Y eso llenará vuestra vida de felicidad
y de sentido.

Atentamente,

Melchor, Rey

6 de enero – Día de Reyes

Los Reyes Magos – Orígenes

Los Reyes Magos de Oriente tienen su origen en los relatos sobre
el nacimiento de Jesús. El Evangelio de Mateo es el único texto
de la Biblia que menciona a los magos pero no menciona un número
específico de ellos aunque sí se menciona que entregaron
tres regalos: oro, incienso y mirra.
La tradición más difundida cuenta que vinieron de Oriente, en número
de tres, y que iban guiándose por la estrella de Belén que les condujo
hasta la ciudad del mismo nombre, buscando al “Rey de los Judíos nacido”
en Jerusalén.

Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar se popularizaron en la Iglesia
desde el siglo IX, siguiendo el texto del venerable monje benedictino Beda,
quien los describió así en un códice:

Melchor (Magalath), anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo
color, procedente de Europa; Melchor entrega la mirra, La mirra es una
sustancia rojiza aromática que es común en medio oriente y Somalia.
Era muy valorada en la antigüedad para la elaboración de perfumes.
La mirra es el símbolo del hombre.

Gaspar (Galgalath), el más joven y rubio de los tres reyes magos procedente
de Asia. Gaspar entrega el incienso. El incienso es una preparación de
resinas aromáticas vegetales, a las que se añaden aceites de forma que al
arder desprenda un humo fragante y un olor característico. El incienso en el
símbolo de Dios. En muchas religiones el incienso se utiliza en los ritos
religiosos.

Baltasar (Serakin), de raza negra, procedente de Africa, Baltasar entrega el
oro, el más precioso de los metales. El Oro es el símbolo del Rey.

Haz nuevo tu año

Un texto excelente de Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto.

En este año nuevo hazte nuevo, reduce tu ansiedad, cultiva flores en la esquina de tu alma, riega de ternura tus sentimientos más profundos, imprime a tus pasos el ritmo de las tortugas y la levedad de las garzas.
No te mires en los otros; la envidia es un cáncer que mina la autoestima, fomenta la agitación y abre, en medio del corazón, el agujero en el que se precipita el mismo envidioso.

Mírate en ti mismo, asume tus talentos, cree en tu creatividad, abraza con amor tu singularidad.
Evita, sin embargo, una mirada narcisista.

Sé solidario; al extender hacia los demás tus manos estarás oxigenando tu propia vida.
No te conviertas en rehén de tu egoísmo.
Cuídate de la lengua.

No profieras difamaciones ni injurias: El odio destruye a quien odia, no al odiado.

Cambia la maledicencia por la benevolencia.

Comprométete a expresar al menos cinco elogios por día; tu salud espiritual lo agradecerá.

No desperdicies tu existencia hipnotizado por la televisión o navegando alocadamente por internet, náufrago en el remolino de imágenes e informaciones que no consigues transformar en síntesis racional.
No dejes que la espectacularidad de los medios anule tu capacidad de soñar y te transforme en consumista compulsivo. La publicidad sugiere felicidad y sin embargo no ofrece más que placeres momentáneos.

Centra tu vida en bienes infinitos, nunca en los finitos.
Lee mucho, reflexiona, atrévete a buscar el silencio en este mundo ruidoso.
Allí te encontrarás a ti mismo y, con seguridad, a Otro que vive en ti y que casi nunca es escuchado.

Cuida tu salud, pero sin la obsesión de los anoréxicos ni la compulsión de quienes devoran alimentos con los ojos.

Camina, practica ejercicios aeróbicos, sin descuidar acariciar tus arrugas, y no temas a las señales del tiempo en tu cuerpo.

Frecuenta también una escuela de ejercitar el espíritu. Y ponle cremas revitalizadoras de la generosidad y de la compasión.

No le des importancia a lo fugaz, ni confundas lo urgente con lo prioritario.
No te dejes arrastrar por las modas.

Haz como Sócrates: observa cuántas cosas se ofrecen en los mercados que tú no necesitas para ser feliz.

Jamás dejes pasar un día sin un momento de oración. Si no tienes fe, sumérgete en tu vida interior, aunque sólo sea durante cinco minutos.

No te dejes desilusionar por el mundo que te rodea. Así lo hicieron personas semejantes a nosotros.
Has de saber que estás llamado a transformarlo.

Si te causa fastidio la política, recibirás la gratitud de los políticos que la corrompen. Si eres indiferente, te lo agradecerán los que se apegan a ella. Si reaccionas y actúas, te podrán temer, pero la democracia se hará más participativa.

Arranca de tu mente todos los prejuicios y de tus actitudes todas las discriminaciones.

Sé tolerante, ponte en el lugar del otro.
Todo ser humano es el centro del universo y es morada viva de Dios.
Antes pregúntate a ti mismo por qué provocas en alguien antipatía, rechazo o disgusto.

Revístete de alegría y serenidad. La vida es breve y de antemano sabemos que vamos a morir.

Haz algo para preservar el medio ambiente, para sanear el aire y el agua, para reducir el calentamiento global. No uses material no biodegradable.

Trata la naturaleza como lo que ella es de hecho: tu madre. De ella viniste y a ella volverás; vives del beso que te da continuamente en la boca: ella te nutre de oxígeno y de alimentos.

Reserva un espacio en tu jornada para conectarte con el Trascendente.
Deja que Dios acampe en tu subjetividad.
Aprende a cerrar los ojos para ver mejor.

Frei Betto