La semilla
La misión de la espiga nos es ser
el lugar definitivo para la semilla.
Cada semilla debe asumir la vida
de una manera tan suya y personal,
que pueda vivirla independientemente
de la espiga en la que maduró.
Toda semilla que quiera cumplir
con su vocación de vida,
y con su misión por los demás,
debe aceptar la deschalada y el desgrane.
Sólo si ha asumido su vida en plenitud
y de una manera personal,
será capaz de seguir viviendo luego
de la desgranada.
Y así podrá incorporarse
al gran ciclo de la siembra nueva.
Mamerto Menapace
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