En cada vida humana

Pronto o tarde te darás con la cabeza en aquella viga maldita que hará de tu vida una cruz. Enfermas. Sufres un accidente. Muere aquél que amas. Se interrumpe tu carrera. Te engaña, te abandona tu marido o tu mujer. Alguien te contraría, te arruina, te humilla o te rechaza. No puedes más. Te haces viejo.

La vida puede tener muchas formas o tamaños. Ella no tiene en cuenta tus títulos, tu posición, tu nombre, tu reputación, el tamaño de tu cartera, de tus relaciones y de tu éxito.

Eres feliz. Todo marcha bien… De repente, ¡la terrible viga! En toda vida humana la cruz es una realidad. Sin embargo, son siempre muy pocos los hombres que se enfrentan a ella. No la aceptan y se deprimen…

Muchos se pierden en ella. Neurólogos y siquiatras están de trabajo hasta la coronilla. ¡No tienes opción!

¡Llevarás tu cruz o ella te aplastará! Pero la podrás llevar solamente si descubres su papel y su significado. La cruz te lleva a tu verdad, a tus justas dimensiones de hijo de los hombres, pobre débil, frágil y pequeño. La cruz puede liberarte de la materia en la que corres el riesgo de ahogarte; puede liberarte de la mediocridad. Ella es como una antena a través de la cual consigue captar un mensaje de parte de Dios. ¡No te salvará del sufrimiento, pero te salvará de su sin sentido y de su inutilidad! Vuelve a ser “hombre”… Y verás todo diferente y mucho mejor, ¡con los ojos que habrán llorado!

Phil Bosmans

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