Sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra
pero no es descartable que en una Nochebuena se lancen a volar.
Sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando
más triunfos y que volveremos a ser derrotados.
Sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos,
pero que los saciados responderán por los hambrientos.
Sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad,
pero la bondad suele escaparse por los tejados.
Sintetizando, todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final,
sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales.
Mario Benedetti
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