Ser manso de corazón,
arrinconando la ira al recibir una injuria.
Dosificar las palabras y evitar las ásperas.
Ser manso de obra,
excusando al que te ofende
y rogar a Dios para que le perdone.
Ignorar el daño, el dolor, la molestia,
pues no son fuente de la paz del espíritu.
Mantener firme el corazón, en las propias convicciones.
Ser manso no implica no [...]
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