La flor no nace para ser hermosa…

Nace para ser flor

 

Su belleza requiere de que quien la mire

tenga la capacidad para descubrirla.

 

Pueden pasar a su lado cientos… miles…

Algunos ni siquiera se percatarán de su existencia.

 

Otros no encontrarán en ella nada singular

que la haga resaltar del paisaje que la contiene.

 

Habrá quienes pensarán solo es una flor más.

 

Aún tal vez aparezcan los que le dedicarán un par de miradas

atraídos por sus colores y seguirán su camino.

 

Pero en algún momento aparecerá quien no la considere una flor más,

y tenga todo el tiempo necesario para deleitarse observándola en cada milímetro,

descubra nuevas sensaciones al acariciar suavemente sus pétalos, y no siga de largo,

sino que decida que es una flor demasiado hermosa para no conservarla.

 

Así con profundo cuidado y amor, cavará en torno de su raíz

y poniendo todo su cariño y atención

la llevará a su propio jardín donde a cada momento

pueda tenerla cerca para quererla, apreciarla,

dejarse cautivar por ella… para amarla.

 

Y no le pedirá que cambie su color, su forma, su aroma.

Ella nació flor. Ella nació así.

Así también tu vida puede ser como esa flor.

Tal vez pasen cientos o miles a tu lado sin percatarse de tus valores,

de tus sentimientos, de tu propia existencia.

 

Hasta que alguien con la capacidad interior necesaria te descubrirá en medio del mundo.

Posará en ti sus ojos y te hará parte de su mundo

sin que para ello debas cambiar o mostrarte en forma distinta.

Alégrate de haber nacido como eres.

Autor: Desconocido

Enviado por Chipy

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2 Responses to “La flor no nace”

  1. Elisa Says:

    Bello mensaje y muy creativo para expresarlo. Bien dicen que la belleza está en los ojos del que mira, y este relato lo confirma. Muy profunda su enseñanza de vida, ya que muchos de nosotros andamos por la vida tratando de agradar, perdiendo asi nuestra propia escencia y así perdemos también nuestro particular encanto natural. Gracias amiga por poner este hermoso texto.

    Me gustaría dejar , para completar la idea de esta reflexion un cuento que hace mucho leí y me impactó mucho por eso lo quiero compartir con ustedes. Se llama….

    “EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO”

    Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
    - Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

    El maestro, sin mirarlo, le dijo:
    - ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

    - E… encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

    - Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para
    pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.

    Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

    El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro,
    algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

    En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

    Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado – más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

    ¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

    - Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

    - ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

    El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

    - Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

    - ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

    - Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… Si la venta es urgente…El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

    - Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo:

    una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida retendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

    Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

  2. LordGmo Says:

    HOLA CHIPY MUY LINDA POESIA QUE DEJA ALGO PARA MEDITAR Y REFLEXIONAR.

    NO PUDE DEJAR DE PENSAR EN LA MUJER QUE AMO.

    SALUDOS

    GUILLERMO

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