Reflexión de vida – Día del Padre

Mi Padre

Mi papá es el barco que cambia de velocidad
según las circunstancias,
pero no suelta el timón ni apaga el motor.
Es ese hombre que siempre sabe lo que quiere
y a dónde va.

Es ese hombre que sabe amarnos
sin consentimientos, sin empalagos.
Es el temor de todo lo que merece reprobación,
el impulsor de todo lo que merece estímulo
y la recompensa de todo lo que merece un premio.
Mi padre tiene el corazón valiente,
el alma dulce y la voluntad de acero.
Yo lo he visto, año tras año,
luchar por el mismo hogar,
vivir para los mismos hijos,
practicar la misma fe
y amar a la misma esposa.
Nunca reclama lo que puso,
ni saca a relucir su sacrificio,
ni pasa recibo, ni saca cuenta.
¡Con él todo está saldado!
Estoy seguro
de que la mejor madera sale de su tronco,
que la mejor pastura sale de su raíz,
que el mejor abono sale de su tierra
y el mejor fruto sale de sus manos.
Este hombre tan entregado
no publica la bondad: es bueno.
No hace alarde de sus obras: las ejecuta.
No pregona la justicia: es justo.
No dice lo que es el amor: nos ama.

Zenaida Bacardí de Argamasilla
Del su libro “Con las Alas Abiertas”