Reflexión de vida – La atención

La atención

El único refugio de la mente es la atención.
La atención es una cualidad que casi nadie tiene en cuenta.
Vivimos como autómatas que realizan
de manera mecánica sus tareas.
Por eso se nos escapa y perdemos la enseñanza
que nos ofrece la vida cotidiana.
Vivir de manera distraída es el falso refugio
que escogemos cuando huimos de algo,
cuando sentimos inseguridad.
Si nos detenemos a escuchar y a centrarnos
en el momento presente dejaremos de huir
y comprobaremos que nuestras vidas han sido vividas
con miedo, atendiendo a las expectativas
de otras personas, muy posiblemente
del conjunto de la sociedad.

atencion

Vivir en el aquí y ahora, estar verdaderamente atentos
a nuestros cuerpos, a nuestros miedos,
a nuestras emociones más bajas
y hacerles frente exige valor.
También requiere práctica. No sirve de nada decir:
“Tengo que prestar atención, tengo que controlar mi mente
y desechar miedos y otros pensamientos
que me impiden centrar mi mente”
Eso no es atención. Cuando se obliga a la mente
a prestar atención se crea una resistencia ficticia
que actúa como un filtro ante otros pensamientos,
pero ese esfuerzo es inútil,
ya que él mismo aleja de la atención.
Necesitamos entrenar nuestras mentes para prestar
una completa atención; pero en el momento
en que lo intentemos descubriremos la dificultad
que entraña esta labor en un mundo en el que se juzga
y valora a las personas por la cantidad de cosas
que somos capaces de hacer simultáneamente.

La atención tiene una importancia capital
en el camino espiritual, pero no se puede ser atentos
mediante el esfuerzo de la concentración.
La atención es un estado en el que la mente está siempre
aprendiendo. No podemos mirar un árbol y decir “es un almendro”
y pasar de largo. En el mismo momento en que nombramos
ya hemos dejado de prestar atención
y perdemos algo muy importante.
Mientras que si observamos algo estando totalmente alertas
y atentos hallaremos que tiene lugar una completa transformación,
y que lo adecuado es vivir en esa atención completa.

La atención es imprescindible para escuchar y aprender.
La disolución del miedo es el principio de la atención.
Podemos aprender a concentrarnos pero no podemos aprender
a estar atentos si antes no nos liberamos del miedo.
Para librarnos del miedo se requiere conocer sus causas;
si el miedo se disipa la atención surge inmediatamente,
de una manera espontánea.
En ese estado de atención notaremos algo que nos parece nuevo,
la percepción del presente se incrementará notablemente,
advertiremos que los colores brillan más
y los sonidos son más nítidos. Entonces,
nuestra consciencia abarcará nuevos horizontes.

Vivir con atención no es sólo un deber que tenemos
con nosotros mismos, sino un derecho que tienen las personas
con las que nos relacionamos.
Si no vivimos atentamente nos perderemos la vida,
simplemente dejaremos pasar los días,
repitiendo lo que hicimos el día anterior.
Necesitamos la atención para vivir de verdad,
para vivir espiritualmente.

José Manuel Molina Ruiz

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