Poemas, relatos y cuentos

Frase del día – 7 de agosto

La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso. Louis Pasteur

No hay otro carcelero que tú mismo

Una parábola sufí…

Un hombre fue al río muy temprano por la mañana para dar un paseo y se tropezó con un saco. Abrió el saco; estaba lleno de piedras. Se sentó en la orilla y juguetonamente empezó a tirar las piedras al río. Disfrutaba viendo cómo salpicaban las piedras. Poco a poco empezó a amanecer y el sol empezó a salir.

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Ya sólo quedaba una piedra. La miró, pues ahora había bastante luz, y empezó a golpearse en el pecho llorando. Algunas personas se reunieron a su alrededor preguntándole: “¿Qué es lo que pasa?”. Él contestó: “Es un diamante, y he tirado miles. Los he estado lanzando continuamente sin saber lo que estaba tirando. Pensaba que sólo eran piedras. Y ya sólo me queda una”.

Y yo os digo, que así y todo tuvo suerte -al menos se dio cuenta cuando aún le quedaba una. Millones de personas no se dan cuenta, ni siquiera en la última etapa; simplemente siguen tirando. Viven y mueren y nunca llegan a conocer el pan de cada día, el diamante que desciende sobre ellos cada día.

Es tu energía. Puedes ponerla en la ira, es la misma energía. Puedes ponerla en el amor, es la misma energía. Es tu elección. Por eso dice Jesús: No hagáis frente al malvado –porque si te resistes a él, toda tu energía irá hacia la resistencia…

No malgastes tu energía, porque es demasiado preciosa. Sólo por venganza, reacción, lucha, ira –no la malgastes. Estás tirando diamantes…

Por este constante mal uso de nuestra energía creamos una prisión a nuestro alrededor. Sin embargo, las puertas de la prisión están siempre abiertas, porque no hay otro carcelero que tú mismo. Tú eres la prisión, el prisionero y también el carcelero. Sólo podemos sacrificar nuestras estúpidas y habituales actitudes, y la misma energía que crea la prisión se convierte en nuestra libertad, nuestra salvación…

Deja de pelear con la gente. Deja de luchar. Jesús dice concretamente: “No te resistas al malvado”, porque tu mente dirá: “Pero, cuando existe un malvado, uno tiene que resistirse. El malvado no puede ser consentido; tiene que ser combatido y destruido”. Nunca nadie ha destruido al demonio. El demonio es eterno. Si combates con él, tú serás destruido…

Todo el mensaje es muy claro. Jesús está diciendo: Ni una sola pizca de energía tiene que malgastarse por nada. Toda la energía ha de conservarse…

Si continúas guardando tu energía y no la despilfarras por ahí… Un perro empieza a ladrar y tú también te pones a ladrar. Dices: “Tengo que resistir al malvado. Tengo que darle una lección a este perro”. Puedes enseñarla una lección al perro. Nunca se ha oído que hayan aprendido ninguna lección –sólo saben ladrar. Muchos como tú ya han estado allí, enseñando lecciones a los perros. Los perros son muy testarudos; continúan ladrando. Estás malgastando tu tiempo. Ladrando a los perros pierdes tu capacidad de rezar a Dios, porque ladrar y rezar no pueden ir juntos.

La pelea, el odio, la ira y el amor no pueden existir juntos. Es una cuestión de simple economía interior…

Entonces, por favor, no seas un reformador. Recuerda, si quieres reformarte a ti mismo, no seas un reformador, porque o bien haces una cosa o haces la otra. Si eres un reformador, empiezas a cambiar a los demás. No seas un reformador si quieres ser reformado. Conserva tu energía. El milagro consiste en que si tú te reformas, si te transformas, muchos serán transformados a través de ti…”.

Osho

Frase del día – 6 de agosto

Incurrir en el pecado del silencio cuando se debiera protestar, hace cómplices y cobardes a los hombres. Chou en Lai

La mariposa – Cuento

Mi mamá era hija de una pareja de campesinos de Entre Ríos.
Nació y creció en el campo entre animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno vio un capullo de gusano colgando de un tallo quebrado.

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Pensó que sería más seguro para la pobre larva llevarla a la casa y adoptarla a su cuidado. Al llegar, la puso bajo una lámpara para que diera calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara.
Durante las siguientes horas mi madre permaneció al lado de su protegida esperando el gran momento. Después de una larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la jovencita vio cómo el capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda asomaba desde dentro.
Todo era mágico y mi mamá nos contaba que tenía la sensación de estar presenciando un milagro.
Pero, de repente, el milagro pareció volverse tragedia.
La pequeña mariposa parecía no tener fuerza suficiente para romper el tejido de su cápsula. Por más que hacia fuerza no conseguía salir por la pequeña perforación de su casita efímera.
Mi madre no podía quedarse sin hacer nada. Corrió hasta el cuarto de las herramientas y regresó con un par de pinzas delicadas y una tijera larga, fina y afilada que mi abuela usaba en el bordado.
Con mucho cuidado de no tocar al insecto, fue cortando una ventana en el capullo para permitir que la mariposa saliera de su encierro. Después de unos minutos de angustia, la pobre mariposa consiguió dejar atrás su cárcel y caminó a los tumbos hacia la luz de la ventana.
Cuenta mi madre que, llena de emoción, abrió la ventana para despedir a la recién llegada, en su vuelo inaugural.
Sin embargo, la mariposa no salió volando, ni siquiera cuando la punta de las pinzas la rozó suavemente.
Pensó que estaba asustada por su presencia y la dejó junto a la ventana abierta, segura de que no la encontraría al regresar.
Después de jugar toda la tarde, mi madre volvió a su cuarto y encontró junto a la ventana a su mariposa inmóvil, las alitas pegadas al cuerpo, las patitas tiesas hacia el techo.
Mi mamá siempre nos contaba con qué angustia fue a llevar el insecto a su padre, a contarle todo lo sucedido y a preguntarle qué más debía haber hecho para ayudarla mejor.
Mi abuelo, que parece que era uno de esos sabios casi analfabetos que andan por el mundo, le acarició la cabeza y le dijo que no había nada más que debiera haber hecho, que en realidad la buena ayuda hubiera sido hacer menos y no más.
Las mariposas necesitan de ese terrible esfuerzo que les significa romper su prisión para poder vivir, porque durante esos instantes, explicó mi abuelo, el corazón late con muchísima fuerza y la presión que se genera en su primitivo árbol circulatorio inyecta la sangre en las alas, que así se expanden y la capacitan para volar. La mariposa que fue ayudada a salir de su caparazón nunca pudo expandir sus alas, porque mi mamá no la había dejado luchar por su vida.
Mi mamá siempre nos decía que muchas veces le hubiese gustado aliviarnos el camino, pero recordaba a su mariposa y prefería dejarnos inyectar nuestras alas con la fuerza de nuestro propio corazón.

Jorge Bucay

Frase del día – 5 de agosto

Hay modas en el pensar como las hay en el vestir, y para muchas personas es difícil, sino imposible, el pensar de otro modo que según la moda de su época. George Bernard Shaw

La disciplina del sentir

La razón disfraza los sentimientos. La cabeza opaca al corazón. Y así se puede pasar la vida. Sin vivir. Vendiendo personajes, comprando fantasías. Alimentar el ego es una pose que dista de la verdadera felicidad.

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Pensar es útil, aunque no suficiente para disfrutar. Se disfruta sintiendo, se gana intelectualmente pensando. Los sentidos se echan a perder con tanta mente. Sentir cuando hay que sentir es el desafío. Pensar para ordenar lo sentido. Esa es la dinámica, ese es el equilibrio. Esa es la disciplina a ejercitar.
Aparece la creatividad en un estado de no mente. Se crea una idea, se crea una obra de arte, se crea la propia vida. La mente engaña, los mandatos que ahí habitan no son más que información que mantiene un razonable equilibrio, aunque no muchas veces un feliz equilibrio.

Lo que quiere una mente es lo que quiere una familia, una sociedad, un gobierno. Lo que quiere un corazón, es lo que verdaderamente quiere un individuo. Sentir primero y pensar lo sentido para comunicarlo puede cambiar las formas. Pensar primero es defenderse, es mantener las formas. Un gran paso es desaprender, dejar de controlar acontecimientos, identificar qué oculta la mente con su discurso armado.

Salir a buscar el placer con las emociones, despojarse de tanta razón, abrir la puerta de los sentidos para ver, es despertar. La mente está en el pasado, la mente está en el futuro. No está acá, no está ahora. Es muy fácil confundir emociones generadas por la propia mente con el verdadero sentir. La disciplina del sentir está libre de fantasías generadas por la historia personal o por un futuro que repite el pasado. La disciplina del sentir esta a disposición de todos, habrá que animarse a ponerla en práctica y prepararse para renacer.

Gustavo Levín

Fuente: Animal Espiritual

Frase del día – 4 de agosto

Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte. François de la Rochefoucauld