El destino de los hijos

Y una mujer que llevaba un niño contra su pecho
le preguntó a un maestro: Háblanos de los hijos.
Y el respondió.
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son los hijos y las hijas de los anhelos que la vida
tiene de sí misma. Vienen a través de vosotros,
mas no de vosotros y aunque vivan con vosotros,
no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, mas no vuestros pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Podéis albergar sus cuerpos mas no sus almas.
Porque sus almas moran en la casa del mañana,
que ni aun en sueños os es dado visitar.

Podéis esforzaros por ser como ellos,
mas no intentéis hacerlos como vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás,
ni se detiene en el ayer.

Vosotros sois el arco por medio del cual
vuestros hijos son disparados como flechas vivas.
El arquero ve el blanco sobre el camino del infinito,
y os dobla con toda su fuerza a fin
de que sus flechas vayan veloces y lejos.
Que el hecho pues de estar doblados en manos del arquero
sea para vuestra dicha, por que así como Él ama
la flecha que dispara, ama también el arco
que permanece firme; por eso vosotros tuvisteis la oportunidad
de vivir vuestra vida y la libertad de amar y hacer tu vida.

Deja que tus hijos vuelen solos del nido cuando llegue la hora
y no los reclames para que vuelvan, ellos te querrán por siempre
y tendrán también su nido del cual algún día
ellos solos quedaran, pero fue su nido y su vida,
déjalos libres, ámalos con libertad, no apagues el fuego
de su hogar, vive y deja vivir y ellos siempre te querrán.

Khalil Gibran

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